GREC 1

2AV Lectura griego- Iris Marin 1BACH

Así vivieron en la Antigua Grecia

1. El medio físico: el mar, el campo y la ciudad.
los antepasados directos de los griegos que no habían visto nunca el mar; ni siquiera tenía una lengua o palabra para designarlo.
Llegaron a la península Balcánica como agricultores y ganaderos. Pero, una vez allí descubrieron que el mar Mediterráneo ofrecía la posibilidad de encontrar nuevos lugares de asentamiento, y de vivir también del comercio.
1.1. La relación con el mar.
Cualquier lugar de Grecia está a menos 100 km del mar, en sus acantiladas costas pequeñas bahías con una playa o varadero, que está rodeado de montaña cubierta de bosque, y con un terreno intermedio apto para el cultivo. Ese es el emplazamiento preferido de los griegos para sus asentamientos, se produce en tantas y tantas fundaciones coloniales que conllevaron a cabo en distintas etapas de su historia por las islas y costas del mar Mediterráneo. El filósofo Platón del siglo IV dijo: "Como ranas en torno a una charca vivimos nosotros alrededor de ese mar, desde el Fasis hasta las columnas de Hércules" es decir, desde el Mar Negro hasta el estrecho de Gibraltar.
La mayoría  se dedicaba en exclusiva a las tareas del campo, e iba a la ciudad. Tan solo para vender sus productos al puerto y al mercado.
Pero había muchos griegos que pasaban la mayor parte del tiempo en el mar.
Y, en las frecuentes guerras, el uso de las naves como medio de combate resultaba habitual La piratería.
En el imaginario de los antiguos griegos, los  viajes por mar y los contactos con las del Mediterráneo desempeñaban un papel importante. Habían inspirado grandes mitos, como las aventuras de Odiseo-Ulises en su regreso de la guerra de Troya y su isla de Ítaca. Se recitaban en distintas ocasiones los muy diversos poemas que recreaban esos mitos.
El coro de la Antigona de Sófocles se refiere a la navegación como uno de los principales logros de la muy ingeniosa humanidad: "Muchas son las cosas sorprendentes, pero no existe nada tan asombroso como la especie humana. Esa es la que atraviesa el mar grisáceo con viento del sur tormentoso, abriéndose camino bajo las olas que braman a su alrededor"
1.2. El paisaje y el hábitat.
El paisaje griego es de tipo mediterráneo. Podríamos decir que Grecia es como una península Ibérica muy comprimida, que hubiera perdido las grandes mesetas. Los ríos son allí, por tanto, más corto y menos caudalosos, el paisaje cambia con mucha más rapidez, el clima es por lo general más suave, y el cielo, más claro y luminoso.
Antes de la Época Arcaica, los griegos vivieron muy dispersos en minúsculos núcleo de población.
Al finales de la Edad Oscura, las aldeas que compartían una unidad geográfica natural se fueron uniendo de un modo u otro para formar una polis. Ese proceso, bautizado por los propios griegos como sinecismo, era sobre todo de naturaleza institucional.
1.3. Vida urbana y vida rural.
Por iniciativa del legendario rey Teseo, los habitantes de las numerosas aldeas que poblaban el Ática decidieron, según se contaba, constituir una unidad política.
Poco a poco la acrópolis ateniense se fue despojando de viviendas para albergar templos y edificios de uso civil.
Al mismo tiempo, muchos habitantes del Ática se trasladaron a vivir en las partes bajas que rodeaban la Acrópolis, y en las colinas próximas, dando lugar a una verdadera ciudad.
Por otra parte, en determinadas áreas de Grecia que conocieron una evolución cultural algo más lenta, no se constituyeron ciudades-estado del tipo polis. Ante la necesidad de incorporar nuevas comunidades, algunas de ellas pequeñas poleis, desarrollaron luego un modelo de federalismo con unas instituciones peculiares, que resultó muy eficaz.
1.4. Cara y cruz del urbanismo ateniense.
La Acrópolis de Atenas presentaba una imagen significa, porque, al haber sido destruido todos mis edificios en el 480 por los persas.
A la entrada de la Acrópolis se encomendaba el pequeño templo de la Nike Áptera. Hay que imaginarse toda policromada, con una actitud belicosa, y con la mirada feroz, pretendidamente apotropaica, de la cabeza de Gorgona tallada en su  escudo. 
Pero el verdadero centro de vida y actividad, tanto económico como social y política, de Atenas era el ágon. Unos enormes plátanos  aliviaban los sudores  de clientes y comerciantes.
Al margen de tanta magnificencia, Atenas había crecido desordenadamente, sin un plan urbanístico, de modo que la inmensa mayoría de sus calles eran estrechas y retorcidas, y estaban flaqueadas por casuchas muy  modesta.
No se refería presumiblemente el espartano a las construcciones que  acabamos de repasar sino a la calidad de vida que mostraba, en general, el área urbana. Las casas carecían de agua corriente, y solo algunas contaban con pozos, por lo que  era preciso ir a buscarla a las fuentes, no demasiado abundante.
Quienes debían recorrerlas procuraban hacerlo en grupo, portando antorchas por que, si se iba solo y con un manto de lana en los hombros, cabía esperar que alguien intentara robarlo.
1.5. Viviendas y ajuar doméstico.
En esas casas, los muros se revestían simplemente con cal, como en las otras, y solo las piezas más nobles recibían mosaicos o tapices; en el siglo IV la decoración se hizo más suntuosa, incluyendo a veces pinturas murales.
Las casas humildes tenían un mobiliario mínimo y muy pobre; en las demás, la riqueza era variable. En cuanto a la vajilla de mesa, había piezas metálicas, pero se apreciaban mucho las procedentes de los talleres cerámicos más cotizados, donde a la maestría del alfarero se sumaba la excelencia del pintor, llegando a producir.
Las salazones, los frutos secos, el vino o el aceite, se guardaban en tinaja de arcilla. Las frutas frescas y verduras se colocaban en un cesto de mimbre y forma troncocónica, denominado kálathos, que se colgaba del techo o la pared.
El agua se transportaba en hidrias. Eran vasos con dos asas en la panza para levantarlos y  desplazarlo, y una tercera en el cuello para sumergirlos y para echar  el agua.
1.6. Los caminos y la dificultad de los viajes.
Los griegos salían  desplazarse a pie.
El vehículo más común en los viajes era un simple carro con dos ruedas tirado por asno o mulas.
Para abaratar los costos, se hacían caminos de surcos. En lugar de nivelar todo el ancho de la calzada, se limitaban a abrir un par de surcos de sección cuadrangular y bien alisados. Los carros se adaptaban a esas medidas y circulaban por los surcos como si fuera raíles.
Muchas de las carreteras era de doble sentido; en algunas había tramos de desvío para facilitar el cruce de vehículo.
2. El cuidado del cuerpo: la higiene, el arreglo personal y las comidas.
Los griegos apreciaban un cuerpo en buena forma física y una mente capaz de controlarlo. No se regalaban con la comida; y el baño, el arreglo y el vestido se muestran  concordantes también con esa idea.
2.1. Más espartanos que sibaritas.
Entre los antiguo griegos se admiraba la dureza con la que trataban al cuerpo los espartanos, y se censuraba la molicie de los sibaritas. Con tal de no moverse, se hacían llevar orinales a las salas donde celebraban los banquetes. Se contaba la anécdota del sibarita que , al salir una vez al campo, había sentido como si se le rompieran los huesos viendo trabajar la tierra a los labriegos.
El común de los griegos estaba en una posición intermedia, pero mucho más próxima a la de los espartanos, y no solo porque carecieran de las riquezas de los sibaritas.
En las presentaciones plásticas, parece como si la ropa de los griegos no tuviera otra función que proteger el cuerpo del frío en la medida de lo necesario. No existen las prendas de vestir con hechura, y ni siquiera se da a las telas una forma especial.
El vestuario femenino tiene las misma características, pero cumple también unos objetivos peculiares relacionados con el rol que corresponde a las mujeres en la sociedad. Los adornos en el cuerpo, el cabello y los vestidos, al igual que el maquillaje, se consideraban indispensable para que las mujeres resultaran atractivas.
2.2. El baño.
Entre los griegos habían u  especial cuidado por la higiene personal. Los espartanos se bañaban desde pequeños.
Después del baño, se ungía el cuerpo con aceite. Esos baños eran lugares de tertulia y encuentro para los hombres.
Los restos más antiguos de baño públicos siglo V se han hallado en Egina y en Olimpia, cerca de los santuarios. El agua era un bien precioso, surgido de la tierra, que estaba consagrado a Las Ninfas (limpiar, purificar y curaba).
2.3. arreglo del cabello y cosmética.
En Esparta, los niños llevaban la cabeza rasurada, y los adultos, los cabellos largos. la barba, relativamente largos, se recortaba en óvalo o en punta.
Las mujeres dejaban crecer sus cabellos, aunque los sujetaban en forma de moños, o con cintas. A veces recurrían a postizos para aumentar el volumen de la cabellera, y también era corriente que se tiñeran de rubio o de negro.
La cosmética alcanzó un amplio desarrollo entre los griegos; era bien conocida y utilizada por las mujeres en general, y, desde luego, por las damas casada, que se hacían ayudar de sus esclavas en las minuciosas operaciones que llevaban a cabo para embellecerse.
El maquillaje de los ojos y el peinado eran tareas que llevaban mucho tiempo, pero incluso para permanecer en casa, las mujeres se pintaban cada día, porque ello constituía un signo de identidad que diferenciaba a las que eran libres de las esclavas.
2.4. El vestido.
Hombres y mujeres utilizaban como vestuario dos peplos dóricos, la túnica y el manto.El vestido más sencillo era una pequeña túnica de mala calidad, recogida en la cintura, que solía dejar un hombro, a todo el torso, desnudo.
La túnica presenta dos variedades. El peplo es una pieza rectangular de lana, o de una tela gruesa con cierto aplomo, que se ponía alrededor del cuerpo,  hacía fuera en sentido horizontal, para formar el apoptygma que lo caracteriza. El peplo más ligero era el espartano, que, al no llevar ningún cosido o sujeción lateral, dejaba ver el cuerpo al caminar; las espartanas solían llevarlo muy corto y con un hombro al descubierto.
Para la llamada túnica jónica, el quitón, se utilizaba una tela muy fina y ligera, de lino o de seda, por eso llevaban debajo a veces las mujeres una especie de faja. Era también un rectángulo doblado en dos, pero se cosía por arriba y, normalmente, por el uso de fíbulas. El plegado de los dos tipos de telas producía una caída diferentes, Deméter lleva peplo y Kore, quitón.
2.5. Adorno y calzado.
El hombre griego no solía llevar otra joya o adorno que una sortija grabada a modo de sello, utilizada para identificar documentos.También utilizaban abanicos de tipo japonés, es decir, fabricados con una pieza plana de forma circular o acorazonada, y sombrillas muy semejantes a nuestros paraguas.
2.6. Comidas y alimentos.
Las proteínas animales se tomaban del queso y, sobre todo, del pescado. Las sardinas y los boquerones eran las especies más baratas, que servían para alimentar a la mesa urbana de Atenas, aunque también se consumían mucho el atún, los molusco y los calamares.Tanto la carne como el pescado se preparaban alternativamente en forma de salazones o de ahumados.
Las especialidades culinarias más elaboradas parecen haber sido las de pastelería, que se hacían en las casas. Además de agua, se bebía en las comidas leche, una mezcla de agua y miel denominada hidromiel, y vino rebajado con agua.
3. El rol masculino: la defensa y el gobierno de la polis.
En la antigua Grecia no había ejércitos profesionales ni burocracias especializadas. El buen ciudadano destaca por su areté, una virtud que combina el valor en el combate con la excelencia en las actuaciones públicas.
3.1. El ciudadano-soldado.
Los ciudadanos son necesariamente varones adultos, pero no se trata de todos los habitantes de la polis,ni constituyen un colectivo económica y socialmente homogéneo.Y estaban los numerosos esclavos, que realizaban todo tipo de trabajos. Por otro lado, había terratenientes que funcionaban como una aristocracia.
3.2. Los hoplitas.
El hoplita era el soldado de infantería provisto de armamento pesado que formaba la mayor parte de los contingentes de los estados griegos. Pero en ese momento se inicia un cambio, que determina la formación de la polis y que no resulta fácil de explicar.
El caso es que hay un aumento generalizado de la población, y que la nobleza tradicional, sin perder su papel dirigente, pasa a formar parte de un colectivo.
Permite combinar la prestación excelente del soldado más valeroso y mejor entrenado con la fuerza de tanque que puede desarrollar un escuadrón protegido por un buen armamento.
Parece que la lucha del hoplitas en formación servía para crear una conciencia de solidaridad. Contar con el armamento de hoplita, aunque fuera malo y viejo, debía de ser una prioridad para los ciudadanos.
En la formación compacta, la falange, tenía la primera fila un papel fundamental. Se trataba de aguantar lo más posible el choque con el enemigo.
La fuerza y el valor del individuo tenía, por tanto, la máxima importancia.
Los siguientes versos son del poeta Tirteo (8, 15-34) para expresar muy bien lo que se esperaba del hoplita y lo que recibía a cambio y dice así:
"Es una cosa buena para la ciudad y para todos los ciudadanos que el hombre que entra en batalla en primera fila aguante firme, con las piernas bien abiertas; que se olvide por completo de la vergonzosa huida, arriesgando su vida con arrojo; y que se pegue al que tiene al lado enardeciéndolo con sus palabras. Ese es el hombre bueno en la guerra. Pronto hace huir a las furiosas falanges de los enemigos y controla con su afán la ola del combate. Pero, si cayendo en primera fila pierde la vida, dando gloria con ello a su ciudad, a sus compañeros de armas y al padre que lo ha engendrado, herido por delante muchas veces a través del escudo y la coraza, entonces lo lloran igualmente jóvenes y viejos, y la ciudad toda se llena de pesar. Su tumba, sus hijos, los hijos de sus hijos y su descendencia toda quedan marcados por su virtud; nunca perece su fama ni su nombre sino que, aun estando bajo tierra, se vuelve inmortal aquel a quien mata Ares mientras aguanta en el combate como el mejor y pelea por su patria y por sus hijos".
3.3. El modelo de los espartanos.
El caso de Esparta se puede considerar modélico del rol masculino, no solo porque la agogé, la especial instrucción que recibía sus ciudadanos.
Como en todos los estados griegos, los habitantes varones se distribuían en tres tipos:
-Ciudadanos.
-No ciudadanos.
-Esclavos.
Además, los otros dos grupos pertenecían a territorios sometidos, de modo que eran familias completas que vivían en sus propias aldeas.
Y por eso mismo tampoco son los ilotas de Esparta esclavos como los de los otros estados, sino más bien siervos vinculados forzosamente a una determinada propiedad rural. Como los ilotas trabajaban las tierras de los ciudadanos, los periecos se ocupaban de las demás actividades económicas.
Pero no se trata de que pudieran, sino de que tenían que hacerlo; y hacerlo bien, porque, siendo tan pocos, de ello dependía que se mantuviera en pie todo el tinglado.
Entre los catorce y los dieciocho años tenía lugar la formación del futuro soldado.
Solo al cumplir los treinta se activaban sus derechos políticos y podían concluir su vida en común con otros hombres.
Aunque todos los ancianos eran honrados especialmente en Esparta, quienes, al cumplir los sesenta, habían prestado especiales servicios al estado.
3.4. la representación del cuerpo.
En la polis arcaica y clásica, el cuerpo fuerte y musculoso constituye el ideal de belleza. Se conseguía con el entrenamiento, desde la adolescencia, en la palestra, y su principal objetivo.
Fuera de Esparta no existía, que sepamos, un entrenamiento militar reglamentado.
Es solo uno de los kouroi funerarios conocidos, pero el único que conserva su propio pedestal con su propio epigrama.
Sus familiares atenienses habían costeado el monumento para que, como en el poema de Tirteo dirigido a los espartanos.
Otra pieza funeraria ateniense muy conocida es la estela de Aristión, más o menos de la misma época, que representa a un hoplita de perfil. En las partes descubiertas se aprecia muy bien la fortaleza del cuerpo, y, aunque lo ha perdido, sabemos que tenía el sexo a la vista. Parece que el sexo funcionaba como símbolo de la virilidad, asociada en este caso claramente a la capacidad de engendrar nuevo ciudadanos.
3.5. El ejercicios de los derechos políticos.
Los estados griegos tenían un modelo constitucional común, que incluía tres órganos:
-Una asamblea.
-Un consejo.
-Unas magistraturas.
Los magistrados, muy variados en número a atribuciones en los distintos estados, y, dentro de ellos, en las distintas épocas, tenían funciones ejecutivas y judiciales de muy diversas índole.
Todas esas formas de participar en el gobierno de la comunidad se consideraban como deber y derecho de los ciudadanos, en los términos en los que, en cada caso, marcaran las leyes.
No habían funcionarios de profesión, y. como las presentaciones personales en las magistraturas y en los consejos no vitalicios solían ser anuales, podemos suponer que quien accedía a esos  cargos habían de dedicar mucho tiempo para ponerse al día.
3.6. La democracia ateniense.
Atenas habría respondido plenamente a ese modelo si no hubiera creado un imperio que le permitió financiar la prestación política de los ciudadanos.Cuando no había trabajo en la flota, estaba la asamblea, y, cuando no, los tribunales de justicia, o el consejo.
La democracia ateniense es, con mucho, el modelo mejor  documentado de vida política en la polis griega.
El ciudadano ateniense de la Época Clásica se nos muestra como la encarnación de ese "animal político" que es el ser humano, según la definición de Aristóteles.
A lo largo de los diez meses del año se iban turnando esas secciones, las pritanías, para residir durante un mes completo en un edificio de la ciudad, a modo de gobierno sesión permanente.
3.7. Los riesgos de la política.
Antes de asumir sus funciones, cada uno de los magistrados pasaba por un riguroso examen done se comprobaba que era realmente ciudadano ateniense, así como su honorabilidad y su mínima competencia.
El ejercicio de la política no estaba exento de graves riesgo en los estados griegos, sobre todo para las cabezas más visibles. No había en esas ciudades partidos políticos como los modernos, pero se formaban facciones que asumían las distintas alternativas cuando había que tomar decisiones importantes, lo que era muy frecuente.
No existía en la Antigüedad la figura del fiscal; era un ciudadanos cualquiera quien emprendía una acción legal contra quien supuestamente hubiera hecho algo lesivo para la comunidad.
3.8. Los varones excluidos del rol masculino.
En todas los estados de la Grecia Antigua había un número más o menos grande de individuos varones que no desempeñaban el rol masculino tal y como lo hemos presentado.
El primer lugar, estaban los esclavos, que carecían de todos los derechos, aunque existiera una tendencia a considerar que no era aceptable el darles muerte sin causa grave.
Había, además, un cierto número de habitantes de condición libre, registrados como residentes, y con ciertos derechos y deberes inherentes a esa condición, pero que no tenía el derecho de ciudadanía.
4. El rol femenino: la maternidad y el gobierno del oikos.
Las mujeres griegas viven, igual que los hombres, al servicios de la comunidad. Tienen la importante misión de perpetuar las familias, con los hijos y con una buena administración del oikos.
4.1. La comunidad familiar.
La tierra apta par el cultivo y la ganadería del territorio de la polis estaba dividida en hacienda, de muy variados tamaños, asignadas en propiedad a los ciudadanos.
En esa comunidad familiar se producían alimentos y tejidos, y ahí tenía lugar el nacimiento y la crianza de los futuros ciudadanos.
4.2. Actividades de las atenienses fuera de casa.
La supuesta reclusión de las ciudadanas ateniense en el oikos parece haber correspondido a la corta etapa que iba desde el inicio de la pubertad hasta la consumación del matrimonio.
Afirma Platón que las más refinadas preferían la tragedia; de modo que iba al teatro, fuera cual fuera el género representado, como así lo sugieren otros indicios.
Nada indica que no pudiera estar presentes en asamblea o en procedimientos judiciales de especial interés.
Lo mismo que el rol masculino, implicaba el femenino unas ciertas obligaciones o sacrificios, consonantes con los privilegios.
Tampoco estaban las mujeres ateniense realmente marginadas de la vida pública activa.
4.3. El estatus de la mujer casada.
De la misma manera que el varón no se convertía de verdad en ciudadano hasta que podía funcionar como soldado, la mujer no veía reconocido su estatus hasta el momento en que se casaba; o, habría que decir más bien, hasta el momento en que se convertía en madre.
Hasta el 451 podían emparejarse los ciudadanos ateniense con mujeres de otra ciudad y transmitir, sin embargo, a sus hijos el derecho de ciudadanía. En cierto modo era una equiparación de las hijas de ciudadano a los hijos de ciudadano en su exclusivo derecho a desempeñar un papel  activo en la comunidad política.
4.4. La situación jurídica de las ciudadanas atenienses.
No conocemos ningún texto ateniense que defina la capacidad jurídica activa de las mujeres, solo casos en los que una ciudadana es representada por un pariente o por algún otro varón en alguna actuación importante.
Resulta más concordante con los testimonios conocidos que la relación entre los cónyuges, en el seno del oikos, se rigiera por las "leyes no escrita" que establecían las obligaciones familiares. Una relación paritaria no sería incompatible con que la esposa necesitara un representante varón, o el consentimiento del esposo, para actuaciones de relevancia patrimonial.
4.5. La esposa victoriosa.
Después del contrato matrimonial, y preferentemente en las fechas de plenilunio y en el mes llamado Gamelion por haberse celebrado en él la mítica unión matrimonial entre Zeus y Hera tenía lugar la boda, gamos, que estaba rodeado de un ceremonial complejo, lleno de implicaciones religiosas.
4.6. El debate de los filósofos.
En el modelo de estado que propone el filósofo Platón en su República, hacia el 380, hay igualdad de oportunidades entre los dos sexos, incluso para acceder a los más altos puestos dirigentes.
Hombres y mujeres compartirán todos los espacios y actividades. El modelo de Platón pretendía eliminar la oposición entre los dos roles, a fin de que ni los hombres y mujeres estuvieran condicionados por ellos para desarrollar, a favor de la comunidad naturalmente, sus particulares talentos y capacidades.
4.7. El cuerpo de la madre.
Dos cosas parecen claras:
-El cuerpo femenino era para los griegos un perfecto desconocido.
-Las mujeres vivían menos que los hombres por causas relacionadas con la maternidad.
Por su parte Aristóteles, que no es partidario de la maternidad demasiado temprana, llama, sin embargo, la atención sobre el peligro de que las adolescentes se masturben y se vuelvan licenciosas.
Los griegos atribuían la menstruación a toda una fisiología peculiar de las mujeres; a una imperfección generalizada de su organismo, que se veía compensada con ese recurso.
4.8. La novia de Hades y las Tesmoforias.
El monumento funerario de la joven ateniense Phrasikleia, fechado hacia el 560, representa a una kore magníficamente engalanada, con una granada en la mano.
El epigrama inscrito en la base reza así: "Monumento de Phrasikleia".
Kore es el nombre de la joven-niña que fue raptada por Hades, el dios del mundo subterráneo, mientras cogía flores en una pradera. Triste e indignada por la desaparición de su hija, partió De-méter en busca, provocando la muerte de las cosechas y amenazando así la continuidad de la vida. 
4.9. La ciudadanas espartanas.
Como ya se ha dicho, a todos los ciudadanos espartanos adjudicaba el estado una hacienda, con sus propios trabajadores, para que vivieran de sus producto tanto ellos como sus esposas e hijos, y para que pudieran pagar la contribución económica a los gastos comunes que se les requería.
En consonancia con esa situación, gozaban las espartanas de mayor autoridad y respeto que las demás griegas.
Al igual que los varones, pasaban las recién nacidas por un control de calidad física; solo en caso afirmativo se las inscribía bajo la condición de ciudadanas.
4.10. Las mujeres excluidas del rol femenino.
Las esposas de los ciudadanos menos acomodados tendían en general a asumir el rol femenino, en la medida en que se lo podían permitir. Quedaban, sin embargo, excluidas esas mujeres de las celebraciones de las ciudadanas.
En Atenas, formaban el colectivo de las heteras y las prostitutas. Unas y otras desarrollaban su actividad fuera del oikos, en el espacio público de los hombres.
La palabra hetaira significa en realidad "compañera".
Es la hetera, por tanto, la mujer que desempeña el papel femenino en el ámbito que excluye a la esposa.
5 La infancia y la adolescencia: la educación y el atletismo.
La consideración de los menores de edad, tanto por parte del estado como de la familia, era, exclusivamente, la de potenciales ciudadanos, en sus respectivos roles de géneros.Con algunas diferencias importantes, combinan los modelos educativos de Atenas y de Esparta la enseñanza de las letras y la música con las actividades atléticas.
5.1. El camino hacia la mayoría de edad.
Se veía en los varones al futuro ciudadanos, heredero un día del oikos, con la responsabilidad de mantener a los padres ancianos. Por eso las recién nacidas eran abandonadas en mucho mayor número que los varones.
Tras varios hijos nacidos, habían que adoptar muchas veces a un  extraño para tener un  heredero.
5.2. La suerte del recién nacido.
Quien nacía de esclavos heredaba esa condición, quedando como propiedad del dueño de la madre. Pero los hijos de los ciudadanos tampoco heredaban el estatus automáticamente.
El dueño del oikus era quien tenía la potestad de reconocer como hijo legítimo al nuevo retoño; cuando no lo hacía, por las razones que fuera, habían que recurrir a la exposición, que se practicaba frecuentemente con los hijos ilegítimos.
5.3. La vida infantil.
Hasta los siete años vivían niños y niñas con las mujeres de la casa. Las espartanas eran requeridas desde toda Grecia; así que muchos griegos veían, en la proverbial disciplina inculcada en Esparta desde la misma cuna, una buena forma de crianza.
5.4. Las letras y los números.
Se aprendían primero el alfabeto, luego el silabario, y, finalmente, se practicaba la lectura en voz alta del texto seguido, sin separación de las palabras. Los pequeños empezaban repasando con un punzón los trazos que el maestro les marcaba ligeramente sobre las tabillas cubiertas de cera, para pasar luego a escribir con cálamo y tinta en las hojas de papiro apoyadas sobre las misma tabillas.
El preferido era Homero, ya que en los dos poemas que se le atribuían, la Iliada y la Odisea, creían encontrar los griegos todo tipo de enseñanzas.
5.5. La enseñanza musical.
La enseñanza musical correspondía a un maestro especial, el citarista.
Los instrumentos más comunes eran la cítara y el aulós, aunque también se tocaban el arpa y el tambor. Canto e instrumentos se aprendían enteramente de oído, repitiendo ejercicios de piezas tradicionales, donde se evitaba toda innovación.
5.6. Los ejercicios atléticos.
Desde los catorce años el entrenamiento físico prevalecía sobre las demás enseñanzas. Ya a partir de los doce años, en que habían alcanzado una instrucción básica en las letras y la música, los jóvenes atenienses empezaban a asistir habitualmente a la palestra, divididos en dos grupos, de doce a catorce años y de quince a dieciocho años, es decir, los niños y los adolescentes.
5.7. Retórica y paideia.
Un precedente de nuestra universidades acabó por desarrollarse en los gimnasios griegos. Se trataba de instituciones públicas, supervisadas por los magistrados gimnasiarcas y cuyo profesores y entrenadores se llamaban gimnastas.
Pero, además de las instalaciones deportivas con sus baños, tenían los gimnasios bibliotecas y aulas.
5.8. Particularidades de la educación en Esparta.
Desde la misma cuna aprendían los futuros ciudadanos la más importante de las virtudes: obediencia.
A los siete años empezaba el niño reconocido como hijo por padre y madre ciudadanos a asumir su rol al servicio del estado.
6. La ocupación del tiempo: la actividad, el trabajo y la diversión.
En la antigua Grecia, se polarizaban las ocupaciones, casi por completo, entre hombre, mujeres, libres, esclavos, ciudadano y no ciudadano.
6.1. Los quehaceres y el tiempo muerto.
Cuando comparamos las comunidades de la Grecia Antigua con las modernas, puede parecer a primera vista que los seres humanos ocupaban su tiempo más o menos como lo hacemos nosotros.
En primer lugar, las horas de luz era las únicas horas de actividad. Por otro lado, la navegación solo se podía realizar en el buen tiempo; y la guerra era también una ocupación de temporada, porque se evitaban los rigores del invierno y porque no debía coincidir con las épocas fuertes de las labores agrícolas.
6.2. Los esclavos y la distribución del trabajo.
Era fundamental en las poleis la existencia de los esclavos. Se trataba de individuo que, por nacimiento o por condena, o bien por haber sido raptados por los piratas o capturados como botín  de guerra y luego vendidos, estaban obligados a hacer en todo momento lo que les ordenara su dueño.
Según un conocido mito, la humanidad había vivido en un principio de los frutos que le brindaba espontáneamente la tierra.
6.3. Las faenas del campo.
Las técnicas agrícolas eran bastante rudimentarias. Un trillo también primitivo, arrastrado en círculo por caballo o mulos sobre un suelo enlosado, permitía obtener el grano, que luego era molido por las mujeres en grandes morteros de piedra o madera.
6.4. Otros trabajadores a tiempo completo.
Uno de los trabajo más duros era el de los mineros, realizado frecuentemente por los esclavos, que morían muy jóvenes. Ciudades como Atenas o Corinto reunían a un buen número de artesanos y comerciantes.
6.5. Las actividades comerciales.
Lo que se fabricaba en los talleres atenienses se vendía allí mismo, y en muchos casos se hacía de encargo. Este tipo de comerciante, que gozaba de poca estimación social, vendía también en el Ágora.
6.6. El empleo del tiempo muerto.
Los hombres libres que debían alquilar sus servicios cada día podían permanecer desocupados roda la jornada si nadie llegaba a contratarlos.
El desempeño de las tareas pública y la administración de las haciendas también dejaba intervalos de tiempo libre.
6.7. Las comidas en común y los simposios.
Ya nos hemos referido a la syssitia, la comida que tenían la obligación de hacer en común los ciudadanos espartanos.
A esos banquetes no asistían las esposas ni las mujeres respetables en general.
El simposio tenía un ceremonial exquisito y complicado que le confería gran solemnidad.
6.8. Las grandes celebraciones públicas.
Las fiestas oficiales de la polis, que implicaban a toda la comunidad, eran siempre celebraciones religiosas de la mayor importancia; comenzaba, de hecho, con una procesión solemne y una serie  de rituales y ofrendas en honor de una divinidad.
6.9. La piedad individual.
Los griegos habían ido asumiendo divinidades de diversas procedencias, que protegían distintos aspectos de la vida y tenían una personalidad bastante semejante a la de los seres humanos; su inmortalidad y su poder era lo que los distinguía de ellos.
6.10. La atención a los difuntos.
Para los ateniense de la Época Clásica era muy importante el ser inhumados en su tierra natal, hasta el punto de que la negación de sepultura en el territorio del Ática constituía unos de los castigos más graves que podía imponer el estado a sus ciudadanos; por eso existía un interés muy especial en recuperar los cadáveres de los muertos en tierras lejanas durante las acciones bélgicas.
6.11. Los Misterios y los Oráculos.
Hay que mencionar también un conjunto de prácticas religiosas cuyo sentido más profundo se nos escapa porque los griegos tenían prohibido revelarlo bajo pena muerte. El santuario de Eleusis, situado a pocos kilómetros de Atenas y consagrado a la diosa Deméter, tenía un origen antiquísimo, y fue haciéndose cada vez más grande y lujoso.   
   

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